La simple intención de tejer una lana lujosa - definida como aquella madeja de tintorero cuya hilandería ha utilizado maquinaria moderna y se han logrado títulos homologados a los diferentes calibres necesarios para los diseños que ofrece el amplio mundo del tejido - conlleva también asumir que esa madeja será de una suavidad única y que junto a su belleza propia, será un material que facilitará un resultado exquisito, confortable, lujoso y suave.
Si bien existen múltiples factores para evaluar el atractivo y la calidad de una lana, hoy por hoy pareciera ser que uno de los mas importantes y, en algunas oportunidades, motivo excluyente en la elección de esta, es cuan suave es la fibra al contacto con la piel. Considerando los múltiples factores en la selección de un hilado (como su proveniencia, tintado, hilado, resistencia, calibre, etc.) entonces nos podemos preguntar: ¿Es definitivamente la suavidad un factor decisivo en la selección de una madeja para un proyecto considerando aquellos de primera capa o contacto directo con zonas sensibles de nuestro cuerpo?
Definir el picor o suavidad de una lana natural es tremendamente complejo debido a que se trata de una SENSACIÓN que puede variar entre personas, por lo que también, resulta poco certero definir un número en el micraje de la misma que nos diga objetivamente “cuan dura es” y cómo quedará en su futuro proyecto. La suavidad o rigidez de una lana no solo depende de las micras sino que también de la proveniencia o especie a la cual pertenece, de los procesos de hilado y torsión, la técnica del teñido (si, aunque no lo creas) y de la textura final del diseño a tejer.
Las lanas de origen con acabado artesanal, especies de merinos rústicos u otras razas con propósitos no estrictamente laneros, o simplemente esas cuya tecnología empleada ha sido mas básica, quedan muchas veces descartadas en quienes se han acostumbrado a tejer líneas de tratamientos más modernos y también que por intolerancia, temor a alergias, o simplemente rechazo de tejerlas no adquieren espacio en el “stash” del o la tejedora.
Como pasamos tantas horas con el mismo material entre nuestras manos, existe una conexión especial, emocional y única con este que a veces se da de manera inmediata como ese llamado “amor a primera vista” (situación ideal) pero en otras oportunidades existe una resistencia inicial para luego transformarse en un gusto adquirido e irrenunciable como me ha pasado a mí con esos hilados más rústicos.
Una buena manera de darle un espacio a estas fibras es entender primeramente que su atributo y valor principal radica en el cruce integral de todas sus características las que brindan un objeto único y mucho más noble que aquellas lanas tratadas, nos hacen sentir que estamos tejiendo verdaderamente lana. Su coloración natural es perfecta y las tintadas logran acabados que pueden tener un grado de homogeneidad al momento de tejer que te darán un proyecto parejo y ordenado de textura abrigadora y nos remitirán a la oveja o especie en todo momento.
También y por lo general, las lanas de origen tienden a absorber de manera diferente el color y funcionan mejor porque sus tonos nos conectan con elementos o momentos de la naturaleza, de esta manera la inspiración en ellas esta evidente a primera vista. La textura tiene un resultado más propio de la lana y brindan adicionalmente elegancia y sofisticación al diseño en cuestión, donde muchos de estos últimos han sido trabajados especialmente por los diseñadores a partir de este mismo material cobrando fuerza como tendencia en el mundo del tejido.
Si buscas suavidad a bajo precio y quieres evitar el uso de fibras acrílicas (muchas de ellas mucho más suaves que las lanas de lujo), te indicaré a continuación algunos tips tejeriles que te ayudarán a mejorar tu hilado.
Aumentando la suavidad
Lo primero es plantear expectativas reales sobre una lana la que podrás conocer crudamente mediante una muestra de tensión y un bloqueo normal. Esto te dará las primeras luces de la condición de tu madeja al final de tu proyecto. A partir de eso toma las decisiones para que tipo de proyecto usarás tu hilado.
Luego de eso pueden aparecer sorpresas y cambios RADICALES en tu lana homologando incluso a un hilado de alta gama. Para ello:
- Si tu lana está cruda (sin teñir) remójala con agua tibia (40°c) utilizando un detergente neutro. El concentrado de detergente también es un muy buen aliado que eliminará la suciedad y grasa sobre tu madeja, mejorará el color de base y la hará mucho más flexible.
- Tejer juntas fibras rústicas con fibras complementarias como el mohair/seda es una gran idea siempre porque la textura suavizará inmediatamente.
- El grosor de aguja y la apertura de la tela que logres hacer también es un factor importante.
- Si tu lana ya ha sido teñida y la tejiste, al momento de terminar tu proyecto bloquéala con agua fría o en estado natural mezclada con una cucharadita de vinagre blanco. Deja reposar por algunos minutos y verás como ayuda en cuanto a suavidad y brillo.
- Si a pesar de eso sientes que no ha existido una mejora, genera una solución de agua LEVEMENTE tibia con muy poco bálsamo de cabello reparador de una buena calidad y sumerge la prenda para que repose por unos 30 min. Luego enjuaga y retira el exceso.
En el punto 4 y 5 te recomiendo siempre monitorear lo que está pasando bajo el agua sobre todo porque muchos hilados de este tipo tienden a sangrar con mayor facilidad. No muevas la prenda ni la lana, es un proceso quieto debido a que la resistencia propia de ellas es baja y tienen riesgo de afieltrarse con facilidad.
Para mi lo esencial en una madeja es la conexión que establezco con ella desde la oveja como punto de partida y la proyección en el resultado de esa larga cadena de desarrollo, la suavidad de la misma, es algo que puede ir cambiando en todo el proceso y siendo modificado según las diferentes decisiones de diseño y cuidado. Las lanas de origen considero que dan un resultado especial, único y son un desafío intrigante sorteando diferentes dificultades en el camino tejeril, pero trayendo como consecuencia una satisfacción final incomparable.